viernes, 17 de abril de 2009

La crisis del periodismo, plural de crisis.

La crisis financiera está acentuando la otra crisis, la de los medios. La del periodismo. Crisis que se ha dado y se discute desde antes de la del capital, que tanto ruido y consecuencias está teniendo.

Siguiendo la regla de no hay mal que por bien no venga, la "crisis del dinero" está ayudando a debatir la crisis de la información casi con obligación. La de la información, es ante todo un conflicto identitario del medio, de contenido. Es de contenido y se manifiesta formalmente en papel, como si culpa fuera exclusivamente de Internet y de lo audiovisual como se afirma desde hace tiempo.
Es la crisis del amarillismo, de lo potencialmente subjetivo e inveráz, de lo llamativo, entretenido, rosa e intransparente. Es, en su gran medida, una crisis económica, donde la contratación de becarios, las reducciones de plantillas y la busqueda de audiencia por encima de todo prima. Es la crisis del periodismo de calidad. Si antes sucedía por razones políticas, ahora sucede por razones económicas. No es barato mantener un periodismo de calidad.
En España además, también hay crisis de conciencia en este sentido, nuestra tradición histórica nos jugó la mala pasada al imponerse un paréntesis en la esencia de lo que se conoce como un periodismo de valor, con la dictadura que vivió este país. Persisten aún así, los referentes internacionales que intentan, y consiguen timidamente, sobrevivir, como en algunos casos de EE.UU. y Europa.

Llegados aquí, ¿qué posibilidades tiene la conciencia en los valores periodisticos de calidad, que entre otras cosas, preservan la democracia en las sociedades, de sobrevivir?. Una respuesta que resuena es, que la conciencia primero debe existir más, y hacerse oir.

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